domingo, 20 de julio de 2014

El labrador y el árbol

El labrador y el árbol. En el campo de un labrador, existía un árbol que no daba ninguna clase de frutos (estéril), y que únicamente servía para dar refugio a los gorriones y a las molestas cigarras ruidosas.
Viendo que el árbol no daba ningún beneficio, el labrador, decidió derribar el árbol estéril, fue por su hacha y comenzó a dar hachazos para derribarlo.
Los gorriones y las cigarras viendo que el labrador iba a derribar el árbol, le suplicaron que no abatiera su asilo, para que en él pudieran cantarle mientras trabajaba. Pero el labrador sin hacerles caso, le asestó un segundo hachazo, luego un tercero. Cuando el árbol quedo rajado, vio en él un panal de abejas, probó la miel que en el había, y le gusto, con lo que arrojó el hacha, honrando y cuidando desde entonces el árbol con gran esmero, como si fuera sagrado.

Moraleja :en este mundo, muchas personas solo hacen un acto bueno, si reciben algo a cambio, no por amor y respecto a lo que es justo.

Esopo

El árbol de enebro

Fue hace mucho tiempo, unos siglos atrás, en que había un hombre rico que tenía una esposa hermosa y piadosa, y se amaban mucho. Ellos no tenían, sin embargo, ningun niño, aunque los deseaban para ellos muchísimo, y la mujer rezaba por ellos día y noche, pero de todos modos no llegaba ninguno. Ahora bien, había un patio delante de su casa en el cual había un árbol de enebro, y un día de invierno la mujer estaba de pie bajo él, pelando una manzana, y mientras  pelaba la manzana se cortó su dedo, y la sangre cayó en la nieve.
-"¡Ay!,"- dijo la mujer, y suspiró profundamente, y miró la sangre ante ella, y se sintió la más infeliz, -"¡Ay, si yo tuviera siquiera un niño tan rojo como la sangre y tan blanco como la nieve!"-
Y mientras así hablaba, de pronto se sintió completamente feliz en su mente, y sintió justo como si eso iba a pasar. Entonces entró en la casa y un mes después la nieve se había ido, y a los dos meses todo era verde, y a los tres meses, todas las flores salieron de la tierra, y tras cuatro meses, todos los árboles de  madera se pusieron más gruesos, y las ramas verdes quedaron todas estrechamente entrelazadas, y las aves cantaron hasta que la madera resonara y las flores se cayeron de los árboles, entonces el quinto mes pasó y ella se paró bajo el árbol de enebro, que olía tan dulcemente que su corazón saltaba, y ella cayó de rodillas y estaba fuera de sí llena de alegría, y cuando el sexto mes vino, la fruta era grande y fina, y ella llegaba allí siempre, y al séptimo mes ella intentó agarrar las enebrinas y las comió avariciosamente, entonces se puso enferma y dolorosa, y pasado el octavo mes, ella llamó a su marido, y lloró y le dijo,
-"Si muero, entonces sepúltame bajo el árbol de enebro."-
Ella quedó completamente consolada y feliz hasta que el próximo mes hubo pasado, y tuvo a un niño tan blanco como la nieve y tan rojo como la sangre, y cuando ella lo contempló, estuvo tan encantada que ahí mismo murió.
Entonces su marido la sepultó bajo el árbol de enebro, y él comenzó a llorarla;  después de algún tiempo él se tranquilizó, y aunque él todavía la lloraba, podía aguantarlo, y después de algún tiempo más largo él tomó a otra esposa. Con la segunda esposa él tuvo a una hija, pero el niño de la primera esposa seguía siendo un niño tan rojo como la sangre y tan blanco como la nieve.
Cuando la mujer tuvo a su hija la amó muchísimo y la llamó Marlinchen, pero al mirar al pequeño muchacho le pareció partirle el corazón, ya que un celoso  pensamiento entró en su mente de que él siempre se interpondría en su camino, y ella contínuamente  pensaba como podría conseguir toda la fortuna para su hija, y el Diablo llenó su mente con todo eso hasta que ella se puso completamente furiosa con el pequeño muchacho, y le daba palmadas y lo abofeteaba, y el infeliz niño estuvo en un terror continuo, ya que cuando salía de la escuela no tenía ninguna paz en ningún momento.
Un día la mujer había ido arriba a su cuarto, y su pequeña hija subió también, y dijo, 
-"Madre, dame una manzana."-
-"Sí, hija,"- dijo la mujer, y le dio una manzana fina de un baúl.
Pero nadie sabía que el baúl tenía una gran especial cualidad: cualquier cosa que cayera completamente dentro de él, y al cerrarlo, se transformaba en un puñado de manzanas finas. 
-"¿Madre,"- dijo la pequeña hija, -"no podría mi hermano tener una también?"-
Esto hizo enojar a la mujer, quien dijo, 
-"Sí, cuando regrese de la escuela."-
Y cuando ella vio por la ventana que él ya venía, fue exactamente como si el Diablo hubiera entrado dentro de ella, y arrebató a su hija la manzana y dijo,
-"No vas a tener ninguna antes que tu hermano. Ve a la cocina y pon a calentar agua"-
Entonces ella lanzó la manzana al baúl, y lo cerró. En eso el muchacho llegó a la puerta, y el Diablo la hizo decir amablemente, 
-"Hijo, ¿Quieres manzana?"- y ella lo miró terriblemente. 
-"¡Madre"-, dijo el muchacho, "que terriblemente me mira usted! Sí, déme una manzana."-
Entonces pareció como si ella fuera obligada a decirle, 
-"Ven conmigo,"- y abrió la tapa del baúl y dijo, 
-"Saca una manzana para ti."- 
y mientras el pequeño muchacho se inclinaba hacia adentro, el Diablo la hizo empujarlo completamente, y ¡pum! cerró la tapa, y el baúl se llenó de exquisitas manzanas con su piel roja como la sangre y con su pulpa blanca como la nieve. Entonces ella reaccionó y quedó abrumada con el terror, y pensó, 
-"Debo buscar una excusa para esto."-
Entonces bajó a la cocina y le dijo a Marlinchen:
-"Tráeme una bolsa de manzanas. Voy a hacer un pastel."-
Ella subió y tomó las manzanas, pero no vio a su hermano y lo buscó pero no lo encontró por ningún lado. Entonces le preguntó a su madre sobre él, y le contestó,
-"El muy estúpido se agachó tanto dentro del baúl, que cayó completamente y al cerrarse la tapa, quedó convertido en manzanas."-
La niña, que en realidad lo amaba, se conmovió muchísimo y lloró y lloró amargamente.
Y la madre tomó las manzanas y junto con un poco de harina y miel, hizo un grande y dulce pastel de manzanas.
Entonces el padre regresó a casa, y se sentó a cenar y dijo, 
-"¿Pero dónde está mi hijo?"
Y la madre le sirvió un gran plato del pastel de manzanas, y Marlinchen lloró y lloró y no podía acabar. Entonces el padre otra vez dijo, 
-"¿Pero dónde está mi hijo?"-
-"Ah,"- dijo la madre, -"él se ha ido a través del país donde su tioabuelo materno; él se quedará allí un tiempo."-
-"¿Y qué va a hacer él allá? Ni siquiera me dijo hasta luego."-
-"Él quiso ir, y me preguntó si podría quedarse seis semanas, él será bien  cuidado allá."-
 -"Ah,"- dijo el hombre, -"me siento tan infeliz, no sea que todos no debieran tener razón. Él debería haberme dicho hasta luego."-
Con eso él comenzó a comer y dijo, 
-"Marlinchen, ¿por qué estás llorando? Tu hermano volverá seguramente."-
Entonces él dijo, 
-"Oh, esposa, que delicioso es este pastel, dame un poco más."-
Y cuanto más comía, más apetecía, y entonces dijo, 
-"Dame más, ustedes no tendrán ninguna pieza. Siento como si todo tiene que ser mío."
Y él comió y comió y lanzaba las migajas bajo la mesa, hasta que terminó con todo. Pero Marlinchen se marchó a su tocador, y tomó su mejor pañuelo de seda del ajuar, y recogió todas las migajas que estaban debajo de la mesa, y las amarró en su pañuelo de seda, y las llevó fuera de la puerta bajo el árbol de enebro, sollozando con lágrimas de sangre. Entonces el árbol de enebro comenzó a moverse, y las ramas se separaban y se juntaban, justo como si alguien estuviera alegre aplaudiendo con sus manos.
Al mismo tiempo una niebla pareció provenir del árbol, y en el centro de esta niebla había como un fuego que rodeó al pañuelo con las migajas, y una ave hermosa salió del fuego cantando  magníficamente, y voló alto en el aire, y cuando ya se había ido, el árbol de enebro quedó como había estado antes, y el pañuelo con las migajas ya no estaba allí. Marlinchen, sin embargo, se sintió alegre y feliz como si su hermano estuviera todavía vivo. Y entró alegremente en la casa, y se sentó a la mesa y comió tranquila.
Pero el ave que se fue volando se posó en el techo de la casa de un orfebre, y comenzó a cantar,
-"Mi madre me transformó,
Mi padre me comió,
Mi hermana, la pequeña Marlinchen,
Recogió todas mis migajas
Las ató en un pañuelo de seda,
Las puso bajo el árbol de enebro,
¡Kywitt, kywitt, qué ave tan hermosa soy yo! "
El orfebre estaba sentado en su taller haciendo una cadena de oro, cuando él oyó al ave que estaba sentada y cantando en su azotea, le pareció muy hermosa la canción. Él se levantó, pero cuando avanzó perdió una de sus zapatillas. Sin embargo siguió derecho hacia el centro de la calle con un zapato y un calcetín; él tenía su delantal puesto, y en una mano tenía la cadena de oro y en la otra las tenazas, y el sol brillaba esplendorosamente en la calle.
Entonces él fue directamente hacia el ave, y se estuvo quieto, y dijo al ave,
-"¡Ave, qué maravillosamente cantas! ¡Cántame esa pieza otra vez. ¡"-
-"No,"- dijo el ave, -"¡no la cantaré dos veces por nada a cambio! Dame la cadena de oro, y luego la cantaré otra vez para ti."-
-"Ahí la tienes"-, dijo que el orfebre, "ahí está la cadena de oro para ti, ahora cántame aquella canción otra vez."-

Entonces el ave vino y tomó la cadena de oro en su garra derecha, y fue y se sentó delante del orfebre, y cantó,
-"Mi madre me transformó,
Mi padre me comió,
Mi hermana, la pequeña Marlinchen,
Recogió todas mis migajas
Las ató en un pañuelo de seda,
Las puso bajo el árbol de enebro,
¡Kywitt, kywitt, qué ave tan hermosa soy yo! "
Entonces el ave se fue volando a donde un zapatero, se posó en su azotea y cantó, -"Mi madre me transformó,
Mi padre me comió,
Mi hermana, la pequeña Marlinchen,
Recogió todas mis migajas
Las ató en un pañuelo de seda,
Las puso bajo el árbol de enebro,
¡Kywitt, kywitt, qué ave tan hermosa soy yo! "
El zapatero oyó aquello y corrió afuera en mangas de camisa, y alzó la vista hacia su azotea, y se vio obligado a sostener su mano ante sus ojos no sea que el sol pudiera cegarlo.
-"¡Ave"-, dijo él, "qué maravillosamente cantas tú!"
Entonces él llamó desde su puerta a su esposa,
-"Esposa, sólo ven afuera, hay un ave, mira a aquella ave, simplemente canta precioso."
También llamó a su hija y demás niños, y aprendices, muchachos y muchachas, y todos ellos vinieron calle arriba a mirar al ave y ver lo hermoso que era, y que finas plumas rojas y verdes tenía, y su cuello era como oro verdadero, y como los ojos en su cabeza brillaban como estrellas.
-"Ave"-, dijo el zapatero, -"ahora cántame aquella canción otra vez."-
 -"No,"- dijo la ave, -"no canto dos veces por nada a cambio; debes de darme algo."-
-"Esposa"-, dijo el hombre, -"ve al desván, sobre el anaquel superior hay un par de zapatos rojos, tráelos."
Entonces la esposa fue y trajo los zapatos.  -"Ahí tienes, ave,"- dijo el hombre, -"ahora cántame esa pieza otra vez."- Entonces el ave vino y tomó los zapatos en su garra izquierda, y voló a la azotea, y cantó,
-"Mi madre me transformó,
Mi padre me comió,
Mi hermana, la pequeña Marlinchen,
Recogió todas mis migajas
Las ató en un pañuelo de seda,
Las puso bajo el árbol de enebro,
¡Kywitt, kywitt, qué ave tan hermosa soy yo! "
Y cuando hubo cantado todo se fue volando. En su garra derecha tenía la cadena y los zapatos en su izquierda, y entonces voló hacia un molino, y el molino sonaba,
-"klipp klapp, klipp klapp, klipp klapp,"-
y en el molino estaban sentados veinte hombres del molinero que tallaban una piedra, y cortaban, y se oía,
-"hick hack, hick hack, hick hack,"-
y el molino seguía con su
-"klipp klapp, klipp klapp, klipp klapp."-
Entonces el ave fue y se sentó en un limero agrio que estaba plantado delante del molino, y cantó,
- "Mi madre me transformó,"-
Entonces uno de los hombres paró su trabajo.
-"Mi padre me comió,"-
Y ahora dos más dejaron su trabajo para oír aquello.
-"Mi hermana, la pequeña Marlinchen,"-
Entonces cuatro más pararon
-"Recogió todas mis migajas
Las ató en un pañuelo de seda,"-
Ahora sólo ocho trabajaban,
-"Las puso bajo el árbol de enebro,"-
y ahora sólo laboran cuatro,
-"¡Kywitt, kywitt, qué ave tan hermosa soy yo!"-
entonces el que quedaba paró y oyó las últimas palabras.
-"¡Ave"-, dijo él, -"qué maravillosamente cantas! Permíteme también oírlo todo. Canta eso una vez más para mí."-
-"No,"- dijo el ave, -"no cantaré dos veces por nada a cambio. Déme la piedra de molino, y luego lo cantaré otra vez."-
-"Sí,"- dijo él, -"si sólo me perteneciera a mí, la tendrías."
-"Sí,"- dijeron los demás, -"si él canta otra vez la tendrá."-
Entonces el ave bajó, y los veinte molineros con una viga levantaron la piedra. Y el ave pasó su cuello por el agujero, y se puso la piedra como si fuera un collar, y voló al árbol otra vez, y cantó,
-"Mi madre me transformó,
Mi padre me comió,
Mi hermana, la pequeña Marlinchen,
Recogió todas mis migajas
Las ató en un pañuelo de seda,
Las puso bajo el árbol de enebro,
¡Kywitt, kywitt, qué ave tan hermosa soy yo! "
Y cuando hubo hecho el canto, extendió sus alas, y en su garra derecha tenía la cadena, y en su izquierda los zapatos, y alrededor de su cuello la piedra de molino, y voló lejos a la casa de su padre. Alrededor de la mesa estaban sentados el padre, la madre, y Marlinchen con la cena, y el padre dijo,
-"¡Cuan sereno me siento, que feliz estoy!"-
-"Yo no,"- dijo la madre, "me siento tan incómoda, justo como si una tormenta pesada se aproximara."
Marlinchen, sin embargo, lloraba y lloraba, y en eso llegó volando el ave, y cuando se posó en la azotea el padre dijo,
-"Ah, me siento tan realmente feliz, y el sol brilla maravillosamente afuera, siento justo como que estoy a punto de ver a algún viejo amigo otra vez."-
-"Yo no,"- dijo la mujer, -"me siento tan preocupada, mis dientes tiemblan, y parezco tener fuego en mis venas."-
Y ella rasgó sus ropas por la preocupación, pero Marlinchen se sentó llorando en una esquina, y sostenía su plato ante sus ojos y lloró hasta que él quedó  completamente mojado. Entonces el ave se sentó en el árbol de enebro y cantó,
-"Mi madre me transformó,"-

Entonces la madre detuvo sus oídos, y cerró sus ojos, y no veía ni oía, pero había un rugido en sus oídos como la tormenta más violenta, y sus ojos ardían y brillaban como relámpagos,
-"Mi padre me comió,"-

-"¡Oh, madre,"- dice el hombre, -"es una ave hermosa! Canta tan maravillosamente, y el sol brilla tan bello, y hay un olor justo como el de la  canela."
-"Mi hermana, la pequeña Marlinchen,"-
Entonces Marlinchen puso su cabeza en sus rodillas y lloró sin cesar, pero el hombre dijo,
-"Iré afuera, debo ver al ave bien cerca."-
-"Oh no, yo no voy,"- dijo la mujer, -"siento como si la casa entera temblara y estuviera en llamas."-
 Pero el hombre salió y miró al ave:
-"Recogió todas mis migajas
Las ató en un pañuelo de seda,
Las puso bajo el árbol de enebro,
¡Kywitt, kywitt, qué ave tan hermosa soy yo! "

En esto el ave dejó caer la cadena de oro, y cayó exactamente alrededor del cuello del hombre, y tan exactamente que le calzó maravillosamente. Entonces él entró y dijo, 
-"¡Sólo miren qué ave tan fina es, y que bella cadena de oro me ha dado, y qué bello es él!" Pero la mujer estaba aterrorizada, y cayó al suelo, y su gorra se desprendió de su cabeza. Entonces el ave cantó una vez más,
-"Mi madre me transformó,"-

-"¡Estuviera yo mil pies bajo tierra para no oír esto!"- decia la mujer.
-"Mi padre me comió,"-

Entonces la mujer cayó al suelo otra vez como si estuviera muerta.
-"Mi hermana, la pequeña Marlinchen,"-
-"Ah,"- dijo Marlinchen, -"también saldré y veré si el ave me da algo,"- y salió.
-"Recogió todas mis migajas
Las ató en un pañuelo de seda,"-

Entonces él ave le lanzó los zapatos.
"Las puso bajo el árbol de enebro,
¡Kywitt, kywitt, qué ave tan hermosa soy yo! "
Entonces ella se puso alegre y feliz, y se puso los nuevos zapatos rojos, y bailó y saltó dentro de la casa.
-"Ah"-, dijo ella, -"yo estaba tan triste cuando salí y ahora estoy tan alegre; ¡es una ave espléndida, él me ha dado un par de zapatos rojos! ¡"-
-"Bien,"- dijo la mujer, y se paró sobre sus pies y su pelo se levantó como llamas de fuego, -"¡Siento como si el mundo viene a un final! También, saldré y veré si mi corazón se siente ligero."-
Y cuando ella salió a la puerta, ¡pun! el ave lanzó hacia abajo la piedra de molino sobre ella, y quedó toda maltratada. El padre y Marlinchen oyeron lo que había pasado, y humo, llamas, y fuego se elevaban del lugar, y cuando todo eso terminó, apareció vivo el pequeño hermano, y él tomó a su padre y a Marlinchen de la mano, recogieron y vendaron a la resquebrajada mujer, quien en adelante ya no pudo valerse por sí misma quedando totalmente arrepentida de sus actos, y padre, niño y niña quedaron felices y alegres, y entraron en la casa a la cena, y comieron serenamente. Y el baúl de las manzanas fue destruido.
 Enseñanza:
Nunca se debe de actuar mal con nadie, mucho menos con quienes dependen de nosotros.

LOS  HERMANOS  GRIMM

El árbol confuso

Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un
tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos,
naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos.
Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente
triste.

El pobre tenía un problema: "No sabía quién era."

"Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano,
si realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas.
"¿Ves que fácil es?"

No lo escuches, exigía el rosal. Es más sencillo tener rosas y "¿Ves
que bellas son?"

Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no
lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.

Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al
ver la desesperación del árbol, exclamó:
-No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de
muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución: "No dediques
tu vida a ser como los demás quieran que seas... Sé tu mismo, conócete,
y para lograrlo, escucha tu voz interior."

Y dicho esto, el búho desapareció.

¿Mi voz interior...? ¿Ser yo mismo...? ¿Conocerme...? Se preguntaba el
árbol desesperado, cuándo de pronto, comprendió... Y cerrando los ojos
y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior
diciéndole:
"Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada
primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es
crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros,
belleza al paisaje... Tienes una misión "Cúmplela".

Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser
todo aquello para lo cual estaba destinado.

Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y
sólo entonces el jardín fue completamente felíz.

Yo me pregunto al ver a mí alrededor, ¿Cuántos serán robles que no se
permiten a sí mismos crecer?
¿Cuántos serán rosales que por miedo al reto, sólo dan espinas?
¿Cuántos naranjos que no saben florecer?

En la vida, todos tenemos un destino que cumplir, un espacio que llenar... 

Anónimo

El árbol y el gusano

Como el genial escritor Terry Pratchett, pienso en un mundo fantástico donde conviven unos árboles mucho más viejos que las milenarias secuoyas junto a unos gusanitos efímeros, que nacen con el alba y siempre, siempre mueren mucho antes de caer el Sol.
Al abrir los ojos aquel árbol ‘trilenario’, doscientos años después del parpadeo anterior, -que ese es su ritmo normal- lo vio todo totalmente cambiado. Por arte de magia, de birlibirloque, en un abrir y cerrar de ojos –y no es metafórico- el pueblo que divisaba desde sus ramas más altas estaba completamente arruinado, como si hubiera sufrido el peor de los bombardeos. Los huertos que le rodeaban, los molinos, los corrales de las gallinas, las niñas y niños jugando, las vacas pastando… , todo aquel último registro en su retina de madera, había sido sustituido por un inmenso, monótono y verde campo de maíz. Su estremecimiento estaba acompañado de una sensación nueva, como un pinchazo en su tronco. Allí tenía clavado un letrero que indicaba que estaba rodeado de maíz transgénico. Rompió en lágrimas de savia clara. No, no era por el espina en su tronco, su lloró surgió cuando descubrió -a su ritmo parsimonioso- que los hermanos del bosque con los que formaba aquella hermosa comunidad, también, en un visto y no visto, lo habían abandonado. -¿Dónde fueron? ¿Por qué no me avisaron? No quedaba rastro de ellos.
Sumergidos en ese mundo verde y aburrido, a la sombra del viejo gigante, dos gusanos efímeros en la mitad de sus vidas conversaban mientras mordisqueaban unas hojas. ¿Sabes que me han explicado? – pregunta el más risueño de ellos- Hace muchos años, aquí se comía maíz pero también lechugas, acelgas, coles… y con esos alimentos vivíamos mucho más tiempo que ahora. ¡Qué en esos tiempos el Sol se escondía para volver a salir! Entonces además de nosotros vivían en este mundo otros animales parecidos a nuestros tatarabuelos. Hablan de unos gusanos que no se arrastraban por el suelo como nosotros, tenían alas de colores que les permitían volar. Otros gusanos eran ciegos y vivían comiendo tierra que luego expulsaban. Sólo se les veía cuando llovía. Incluso existían unos gusanos babosos que cargaban un caparazón sobre sus espaldas. ¡Qué cosas más espléndidas! – enumeraba mientras sus pupilas centelleaban- No creo en las leyendas -contestaba el otro gusano- Mira, mi padre dice que el siempre lo vio todo igual. Y lo mismo el padre de su padre. Son cuentos para gusanos chicos, para pasar el rato. ¿Cómo vas a pensar en gusanos voladores? Qué, ¿llevaban, antenas en la cabeza? Ja ja ja – se burla- Y el Sol siempre está ahí quieto, ¿lo has visto moverse? Entonces, ¿cómo quieres que se esconda para volver a salir? Y siguieron con su régimen de maíz sin saber que, desde hace para ellos mucho mucho tiempo, lleva una toxina que es la responsable de su corta vida.
¿Es un mundo ficticio? Los transgénicos están en nuestros campos y en nuestras dietas. En los campos su expansión latifundista desplaza millones de familias campesinas, no hay duda. Como un rey Midas al revés, todo lo que toca, lo convierte en pobreza. Y cuando toca cultivos de semillas autóctonas, les contagia su gen modificado, y así, las marca como prisioneras. ¿Será que les cosen dos triángulos invertidos para asfixiarlas en campos de concentración? Será. Y en nuestras dietas los ingerimos de a poquito. Patatas con transgénicos, carne con transgénicos, palomitas de transgénicos y todo enriquecido con sus pesticidas asociados.
¿Y cómo lo afrontamos? Con una clase política subyugada que parecieran abrir y cerrar los ojos al ritmo de esos  viejos árboles, y cuando toman conciencia de la realidad –si la toman- se quedan con cara de bobos, incapaces de reaccionar. Otras veces, la mayoría, se comportan como ese gusano incrédulo y arrogante, sin perspectiva, olvidando los principios elementales del Planeta prestado.
Lo que Pratchett no supo fue que el gusano curioso decidió valiente trepar por el tronco del árbol. Al llegar a la copa le pidió permiso para probar sus hojas más frescas, sanas y nutritivas, y sin saber cómo, se fue enrollado sobre si mismo, quedando finalmente envuelto por un suave mantel de seda.

PALABRE-ANDO

La caña y el roble

El viento soplaba en grandes ráfagas. Las espigas de trigo se tendían bajo los golpes de la borrasca. Los esbeltos árboles de la selva se inclinaban humildemente, y los animales corrían en busca de refugio. El estruendo del viento cantaba entre las copas de los árboles, fustigaba la superficie del estanque de los lirios, trocándola en espuma, y daba vueltas a las anchas y lisas hojas de las plantas acuáticas.
Pero el viejo roble seguía erguido c inmutable en el linde del bosque y no se doblaba bajo la furia de la tormenta.
-¿Por que no te inclinas cuando el viento golpea tus ramas? preguntó la esbelta caña?. Yo sólo soy una frágil caña. Me balanceo con cada ráfaga.
Desdeñosamente, el roble replicó:
-¡Bah, eso no es nada! Las tormentas que he soportado y vencido son innumerables.
La tormenta lo oyó y sopló furiosamente. El luminoso zigzag de un relámpago rasgó la oscuridad del cielo, y la lluvia azotó con fuerza el ramaje del poderoso roble. Pero el árbol resistió impasible.
Por fin, pasó la tempestad, asomó el sol por encima de una nube, sonrió a la Tierra que estaba allá abajo y volvió a reinar la calma.
Entonces, salieron del claro los leñadores, blandiendo sus hachas v cantando alegremente. Iban a talar el gigantesco roble.
Éste se mantuvo erguido con firmeza, recibiendo valerosamente los golpes, cuando la filosa hoja del hacha lo hería. Luego, al balancearse su enorme tronco, profirió un terrible gemido y se desplomó con estruendo atronador. Los leñadores le cortaron las ramas, lo ataron y se lo llevaron del bosque, donde había estado en pie durante tantos años.
La esbelta caña, firme y erecta en su sitio, suspiró con lástima.
-¡Qué desgracia! -exclamó?. ¡Pobre roble! ¡Éramos tan buenos amigos!

 Mitos y leyendas

El destino

Erase una vez en la cumbre de una montaña, tres pequeños árboles juntos y soñando sobre lo que querían llegar a ser cuando fueran grandes.
El primer arbolito miró hacia las estrellas y dijo, "Yo quiero guardar tesoros. Quiero estar repleto de oro y ser llenado de piedras preciosas. Yo sería el baúl de tesoros más hermoso del mundo"
El segundo arbolito miró un pequeño arroyo realizando sus caminos al océano y dijo , "Yo quiero viajar a través de aguas temibles y llevar a reyes poderosos sobre mi. Yo sería el barco más importante del mundo.
El tercer arbolito miró hacia el valle que estaba abajo de la montaña y vio a hombres y mujeres trabajando en un pueblo trabajador.
"Yo no quiero irme de la cima de la montaña nunca. Yo quiero crecer tan alto que cuando la gente del pueblo se pare a mirarme, ellos levantarán su mirada al cielo y pensaran en Dios. Yo sería el árbol más alto del mundo
Los años pasaron. Llovió, brilló el sol y los pequeños árboles crecieron alto.
Un día, tres leñadores subieron a la cumbre de la montaña.
El primer leñador miró al primer árbol y dijo "Que árbol tan hermoso que es éste", y con la arremetida de su hacha brillante, el primer árbol cayó.
"Ahora me deberán convertir en un baúl hermoso, debería contener tesoros maravillosos", dijo el primer árbol.
El segundo leñador miró al segundo árbol y dijo: "Éste árbol es muy fuerte, es perfecto para mí". Y con la arremetida de su hacha brillante, el segundo árbol cayó. "Ahora debería navegar aguas temibles", penso el segundo árbol, "Debería ser un barco importante para reyes temidos y poderosos".
El tercer árbol sintió su corazón sufrir cuando el último leñador lo miró. El árbol se paró derecho y alto y apuntando ferozmente al cielo.
Pero el leñador ni siquiera miró hacia arriba y dijo "Cualquier árbol es bueno para mí. Y con la arremetida de su hacha brillante el tercer árbol cayó El primer árbol se emocionó cuando el leñador lo llevó a una carpintería, pero el carpintero lo convirtió en una caja de alimento para animales de granja. Aquel árbol hermoso no fue cubierto con oro, ni llenado de tesoros sino que fue cubierto con polvo de cortadora y llenado con alimento para animales de granja hambrientos.
El segundo árbol sonrió cuando el leñador lo llevó cerca de un embarcadero, pero ningún barco imponente fue construido ese día. En lugar de eso aquel árbol fuerte fue cortado y convertido a un simple bote de pesca, era demasiado chico y débil para navegar en el océano, ni siquiera en un río, y fue llevado a un pequeño lago.
Pero una noche, una luz de estrella dorada alumbró al primer árbol cuando una joven mujer puso a su hijo recién nacido en la caja de alimento. "Yo quisiera haberle podido hacer una cuna al bebe", le dijo su esposo a la mujer, la madre le apretó la mano a su esposo y sonrió mientras la luz de la estrella alumbraba la madera suave y fuerte de la cuna, Y la mujer dijo, "este pesebre es hermoso". Y de repente, el primer árbol supo que contenía el tesoro más grande del mundo.
Una tarde, un viajero cansado y sus amigos se subieron al viejo bote de pesca. El viajero se quedó dormido mientras el segundo árbol navegaba tranquilamente hacia adentro del lago. De repente, una impresionante y aterradora tormenta llegó al lago, el pequeño árbol se llenó de temor, el sabia que no tenia la fuerza para llevar a todos esos pasajeros a la orilla a salvo con ese viento y lluvia. El hombre cansado se levantó, él se paró y alzando su mano dijo, "calma". La tormenta se detuvo tan rápido como comenzó Y de repente el segundo árbol supo que el llevaba navegando al rey del cielo y de la tierra.
Un viernes en la mañana el tercer árbol se extrañó cuando sus tablas fueron tomadas de aquel almacén de madera olvidado. Se asustó al ser llevado a través de una impresionante multitud de personas enojadas. Se llenó de temor cuando unos soldados clavaron las manos de un hombre en su madera. Se sintió feo, áspero y cruel. Pero un domingo en la mañana, cuando el sol brilló y la tierra tembló con júbilo debajo de su madera, el tercer árbol supo que el amor de Dios había cambiado todo.
Esto hizo que el árbol se sintiera fuerte, y cada vez que la gente pensara en el tercer árbol, ellos pensarían en Dios. Eso era mucho mejor que ser el árbol mas alto del mundo.
La próxima vez que te sientas deprimido porque no sucedió lo que tú querías, solo siéntete firme, y sé feliz porque Dios esta pensando en algo mejor para darte... 

Fabulasymoralejas

EL ARBOL CONFUNDIDO

Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos.

Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste. El pobre tenía un problema: "No sabía quién era."

Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano, si realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas. "¿Ves que fácil es?" No lo escuches, exigía el rosal. Es más sencillo tener rosas y "¿Ves que bellas son?" Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.

Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó: No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución:

"No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas...Sé lo que Dios quiere que seas, y para lograrlo, escúchalo."

Y dicho esto, el búho desapareció.

¿Lo que Dios quiere que sea...? Se preguntaba el árbol desesperado, cuándo de pronto, comprendió... Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar:

"Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje... Tienes una misión "Cúmplela".

Y el árbol se sintió fuerte y seguro y se dispuso a ser todo aquello para lo cual había sido creado. Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos.

Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz.
Moraleja
Confía en tus capacidades, busca dentro de tí cuál es tu misión por cumplir y pon todo tu empeño en lograrla sin sentirte menos que nadie por más sencilla que sea tu vida o tu trabajo.

El Árbol de Casandra

En las españolas Islas Canarias, existe la leyenda del Árbol de Casandra, cuya historia tiene dos conocidas versiones:
La primera cuenta que Casandra era una jovencita de entre 12 y 16 años, que pasaba mucho tiempo jugando con un chico de su edad, pero aquella era una época conservadora y el romance que llegaron a tener fue muy mal visto. Así, el padre de Casandra le prohibió encontrarse con su pequeño novio, pero ésta siguió viéndose a escondidas y él, presa de la cólera ante la idea del deshonor, asesinó al novio de su hija…

Tras perder a su amado, Casandra estaba profundamente dolida y resentida con su padre, y realizó un pacto con el Diablo, en parte para vengarse; sin embargo la descubrieron y, como en ese entonces aún las brujas solían ser asesinadas, la capturaron, la ataron al árbol junto al cual hizo el pacto, y allí la quemaron viva… Desde ese fatídico día, comenzó a escucharse que cerca del árbol a veces se escuchaban los alaridos de una jovencita y un ruido como de cadenas arrastrándose. Se cree que es el alma en pena de Casandra, pues muchos dicen haber visto, tallado en la corteza del árbol, un “Casandra e Iván” que después se borra inexplicablemente…
La otra versión de la historia, más cruda aún que la primera, dice que Casandra se quedó embarazada de Iván, y que dio a luz a dos mellizos. Temerosa aún de perder a Iván, Casandra creyó que éste podría dejarla si el tiempo deterioraba su belleza, y tal fue la angustia experimentada ante aquella enfermiza idea, que finalmente hizo un ritual para contactar con el Diablo, a fin de ver si éste le aseguraba una belleza indeleble a cambio de algún sacrificio. Sorprendentemente, el Diablo pidió a Casandra que sacrificase a sus dos mellizos: solo así le daría lo pedido, y tan aferrada a Iván estaba ella, que aceptó realizar el abominable tributo.
Llegó entonces aquella noche profundamente negra en que Casandra, asegurándose de que Iván estuviese dormido y no despertase, tomó con cuidado a los dos bebés, salió de la casa y, bajo la pálida luz de la luna llena y resplandeciente como aquella locura que animaba su mirada, caminó hasta ese árbol en que tantas veces había estado con el padre de los seres que ahora sacrificaría. Allí, aproximadamente a la medianoche según el deseo de Satanás, sacó el puñal y lo levantó con solemnidad; pero, en aquel breve lapso de tiempo en que se detuvo a contemplar lo que estaba haciendo y a combatir la parte de sí misma que se resistía a tal monstruosidad, advirtió entre los arbustos el brillo de unos ojos asombrados y a la vez enfurecidos: era Iván, que se abalanzó velozmente sobre ella sin darle tiempo a reaccionar, la golpeó, la ató al árbol mientras el llanto desesperado de sus hijos acompañaba a las inaudibles carcajadas de Satanás, y la quemó como se quema a una verdadera bruja… Entonces el humo de la carne chamuscada ascendió al firmamento junto con los últimos gritos de Casandra, pero su alma intranquila aún sigue penando en torno al árbol donde la quemó viva el hombre que allí mismo tantas veces la besó…

Anónimo
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El Árbol de Los Ahorcados

En una pequeña comunidad de Victoria de Cortázar, en Guanajuato, dentro de México, yace un famoso árbol de mezquite, del cual pendieron alguna vez, ahorcados, inertes y derrotados, muchos revolucionarios caídos durante la Revolución Mexicana; aunque, según la versión popular, los ajusticiados eran bandidos dedicados al pillaje…
Sea como sea, todavía hoy en día se dan fenómenos paranormales en torno al árbol. Así no son pocos los testimonios; y por ejemplo, Uriel Almanza (un morador del lugar) cuenta que muchos van hasta el Árbol de Los Ahorcados para pedir favores (generalmente económicos…) al rostro demoníaco que de forma aparentemente inexplicable se ha plasmado en lo alto del tronco y que, tras la medianoche, cuentan que cobra vida, a la par que las almas de los ahorcados empiezan a llenar el aire con sus escalofriantes lamentos…

Anónimo

El árbol del vampiro

Se cuenta que en Guadalajara (Jalisco/México) existía un vampiro que se alimentaba de sangre humana. Inicialmente el hematófago solo abusaba de animales, y la preocupación de los pobladores era más que todo económica al encontrar tumbadas y secas a sus vacas o a otras criaturas. Sin embargo, cuando ya el ganado se había reducido considerablemente, comenzaron a aparecer niños muertos en las calles. Era un espectáculo atroz, pues el vampiro era tan salvaje que los infantes habrían quedado como pasas, totalmente secos…

Por temor al vampiro, los padres prohibieron salir a sus niños de noche, y no sólo se quedaron en casa los pequeños, sino también la mayoría de adultos, pues temían no tener fuerza para acabar con un enemigo que podía ser veloz y tremendamente fuerte.
No obstante las muertes prosiguieron, hasta que en medio del temor colectivo se encendió la llama de la ira, y ésta dio paso al coraje, gracias a lo cual se organizó un grupo para acabar con el vampiro. Así, empezaron a seguirle el rastro y una noche consiguieron emboscarlo, lincharlo y clavarle una estaca en el corazón…
Entusiasmados con su victoria sobre el sanguinario vampiro, los pobladores organizaron un entierro al día siguiente de haberle dado muerte, y en el entierro colocaron una lápida grande y pesada, como para evitar que aquel engendro de las sombras volviese a clavar sus infames colmillos en la carne de los vivos.
Con el entierro creyeron que el vampiro se esfumaría para siempre, y al menos fue así en el sentido que importaba para la seguridad pública, pero de una manera sutil y enigmática el hematófago volvió pues, después de que pasaron algunos meses y su tumba fue profanada, empezó a crecer, supuestamente de la estaca que le clavaron, un árbol mágico: este árbol sangraba cuando lo cortaban, reflejaba (en su corteza, de manera borrosa y fantasmal) los rostros de las víctimas del vampiro por la noche, y supuestamente tenía aprisionado el espíritu del vampiro, a causa de lo cual aún perdura, pues los pobladores piensan que, si se lo corta, el perverso chupa sangre podría regresar…

Anónimo
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El Árbol del Diablo en New Jersey

En el Oak Hammock Park, dentro del Municipio de Bernards en Nueva Jersey, yace un viejo roble de aspecto siniestro, con las ramas abiertas hacia el cielo, cual si fuesen brazos de condenados al infierno, paralizados en medio de sus movimientos llenos de angustia y desesperación. Le llaman el Árbol del Diablo: la leyenda dice que a su alrededor ocurren cosas inexplicables, y que muchos han perecido bajo sus ásperas ramas.
Cuentan que, al acercarse al Árbol del Diablo, una sensación de opresión se apodera de ellos, como si en el ambiente se respirase la maldad. Inclusive, algunos han dicho que percibieron gritos sin fuente aparente, o que vieron sombras o siluetas encapuchadas, merodeando con actitud acechante y escurridiza. Pero lo más sorprendente es la historia del carro negro fantasma, que ha perseguido a algunos después de que treparon en sus coches para alejarse del funesto lugar. Ese coche los persigue, castiga con su presencia la valentía de los curiosos, pero siempre desaparece inexplicablemente cuando el coche de las víctimas se aproxima a la carretera principal.
Ahora, y si nos preguntamos por qué nadie ha quemado el árbol o lo ha cortado, la respuesta se resume en una sola palabra: miedo. Y es que, quienes han golpeado al árbol o se han burlado de él, han experimentado accidentes de tráfico, daños en el coche, o algún otro suceso nefasto. Es como si el árbol se protegiese a sí mismo mandando mala suerte a quienes lo ponen en peligro, o al menos eso da a entender lo sucedido en aquella ocasión donde, tras emitirse la orden de derribarlo, los trabajadores encargados de cortarlo no pudieron hacer nada: primero porque las sierras eléctricas dejaron de funcionar inexplicablemente al encenderse cerca del objetivo, segundo porque, tras volver a funcionar inexplicablemente una vez que estuvieron lejos, los dientes de las sierras se rompieron cuando intentaron penetrar en aquella endemoniada madera, y tercero porque, al tratar de cortar con hachas, las hojas de metal se salieron tras los primeros golpes… Claro que alguien podría intentar acabar con el árbol de otra forma, pero todo el que se acerca siente miedo inexplicablemente; y nadie, tras haber respirado el horror que impera en torno al árbol, pensará en eliminarlo sin creer que por ello podría también sufrir la muerte o algo todavía peor…
Otro aspecto interesante de la leyenda, es que el árbol siempre se mantiene caliente al tacto, incluso si hace mucho frío y cae nieve. Es como si de un cuerpo humano se tratase, como si su seca madera fuese carne cálida, palpitante como las vísceras de los seres que, en los numerosos rituales satánicos que se han efectuado junto a él, han sido ofrecidos, sacrificados (hablamos de sacrificios de animales, de humanos no es seguro) al Señor de las Tinieblas… Conjuntamente, el calor constante del árbol es acompañado por pequeñas (unas zonas de unos 3 o 2 metros cuadrados más o menos) frías alrededor, las cuales siempre están, incluso en los meses de más calor; y es que, según el conocimiento esotérico y parapsicológico, el frío inexplicable es algo que acompaña a las presencias malignas…
Como vemos, el Árbol del Diablo tiene impreso el sello de la muerte, y han sido muchos los sucesos ocurridos junto a él: supuestas ejecuciones de esclavos rebeldes en siglos pasados, reuniones y linchamientos efectuados por el Ku Klux Klan, suicidios, un hombre que mató a su familia y después se ahorcó, y sobre todo el caso del asesino Gerard John Schaefer, que violó, mutiló, ahorcó y enterró a dos chicas junto al árbol, volviendo días después para cometer abominables actos de necrofilia con los cadáveres…
Finalmente, se sabe de fotos que muestran ectoplasma, orbes o cosas raras cerca del árbol, pero son muy pocas porque casi siempre las cámaras dejan de funcionar cuando están cerca del Árbol del Diablo.
 Anónimo

El roble encadenado

Era una fría noche de otoño del año 1821, y el conde de Shrewsbury regresaba a casa en su carroza, cuando de pronto un anciano de aspecto zarrapastroso y barba gris se le cruzó en el camino, como solicitándole que detuviese la carroza. ¿Quién sería aquel vagabundo que osaba importunarle?, se preguntó el conde mientras miraba con desdén al viejo, que le extendía la mano mientras, guiado por una mezcla de vergüenza y pesar, hundía la mirada en el suelo.

Al parecer, el anciano quería una moneda, y esto molestó bastante al conde. Detestaba a los mendigos, así que sólo se quejó e hizo un gesto de asco y negación; pero, en lugar de callar, el viejo se indignó y, señalando a un roble que estaba muy cerca, dijo con voz ronca y tono solemne: “Por cada rama que caiga de este viejo roble que aquí yace, un miembro de tu familia morirá”… Como era de esperarse, el conde solo se enfadó más ante la maldición del mendigo, pero obedeció a su sentimiento de superioridad y se marchó sin decirle nada.
Mientras volvía a casa, la llovizna que antes caía se transformó en una lluvia furiosa, en medio de la cual el viento rugía, las gotas caían como clavos de cristal, y los relámpagos hacían palidecer el firmamento, seguidos por el sobrecogedor sonido de los truenos. Intentando guardar la calma, el conde se dijo que, todas las posibles sospechas de que el clima fuese un indicio de que la maldición se cumpliría, no eran más que patrañas propias de mentes supersticiosas, caso que no era el de un hombre inteligente como él, por lo que debía proseguir su camino con altiva indiferencia.
No obstante, poco después la calma del conde se derrumbó por unos instantes, pues un rayo acababa de caer muy cerca, al parecer sobre un árbol… Entonces intentó convencerse de que el árbol afectado no era el roble; pero, al llegar a casa, lloró como un niño al enterarse de que alguien de su familia había muerto, supuestamente por causas desconocidas…
Inquieto ante la reciente desgracia, el conde se sorprendió cuando, al revisar el sendero al día siguiente, constató que efectivamente el rayo había caído en el roble, quitándole una rama… ¿Sería la maldición? Quizá, y por eso ordenó a sus criados que encadenasen las ramas del roble, a fin de impedir que volviesen a caer y a matar más miembros de su familia.

 Anónima