miércoles, 16 de junio de 2010

El nogal

Érase un cuidado y amplio jardín, rodeado por un alto muro, donde vivían muchos árboles
frutales.

-¿Por qué debo quedarme escondido en este jardín? -dijo un día el nogal-. Yo quiero
prolongar mis ramas hasta el fin del camino para que todos vean la riqueza de mis frutos.
Y poco a poco se las fue arreglando para que sus ramas más bellas colgaran por fuera del
muro, a la vista de todos.

Llegó la época en que aquellas ramas se cargaron de frutos y los que pasaban empezaron
a apoderarse de ellos. Y donde sus manos no llegaban, alcanzaron sus estacas.

En poco tiempo el nogal, apaleado y apedreado, perdió frutos y hojas, y sus brazos
desnudos, terriblemente mutilados, colgaron lacios y tristes por fuera del muro.

El que por vanidad cae en la tentación de exhibir
su riqueza, se expone a que los desaprensivos se
apoderen de ella, dejándole en la indigencia.
 
Leonardo De vinci

No hay comentarios:

Publicar un comentario