miércoles, 16 de junio de 2010

El árbol que hablaba

Un día, mientras el león paseaba por la pradera encontró un árbol muy extraño; las hojas parecían caras de personas. Escuchó con atención y oyó cómo el árbol hablaba. Asombradísimo dijo:

-¡Nunca he visto algo tan raro!

Apenas hubo dicho esto recibió un fortísimo golpe y quedó inconsciente. Al despertar, pensó en sacar provecho de la situación. Llevaría hasta allí a sus presas y no se esforzaría en cazar.
Así que salió en busca de su cena.

De esta manera, una tras otro, fueron cayendo en su trampa muchísimos animales.
¡Qué inteligente soy! -se decía el león contentísimo- ¡Comeré como un rey!

Pero, un buen día encontró en su camino a la astuta liebre y pensó que también podría engañarla.
Así que repitió ante ella toda su historia ofreciéndose a llevarla hasta el maravilloso árbol. Al llegar dijo la liebre:

-¡Qué árbol tan grande!
-Eso no es lo que debes decir -repuso el león.

Es cierto, contestó la liebre, y volvió a hablar con el árbol halagándolo.
-¡No!, -rugió furioso- no es un árbol hermoso. Debes decir que nunca has visto algo tan raro.
E inmediatamente cayó derribado por un fuerte golpe.
-¡Ay, león! -dijo riendo la liebre- No puedes engañar a todos por mucho tiempo.
Y se fue muy feliz a avisar a sus amigos para que nadie más cayera
 
Mari  Pulido

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